La Fonda España se restaura y será un hotel de cuatro estrellas
- • El hotel diseñado por Lluís Domènech i Montaner deberá cerrar un año y medio
- MAITE CRUZ
La pecera de la Fonda España ha cambiado levemente de color pero sigue siendo la sala maravillosa donde uno se zampa unos espaguettis acompañado de sirenas, langostas y anguilas. El arquitecto Lluís Domènech i Montaner y el pintor Ramon Casas concibieron hace un siglo el comedor modernista que acaba de ser restaurado. Ahora le toca el turno al resto de dependencias del Hotel España, que deberá cerrar sus puertas en abril de 2009 para proceder a una completa rehabilitación. Tras un año y medio de obras reabrirá convertido en un cuatro estrellas, la joya hotelera del Raval, con una cocina de fonda, sabrosa y tradicional.
La Fonda España se instaló en 1859 en una casa de pisos de la calle de Sant Pau. Entre 1900 y 1903 el edificio fue rehabilitado por Domènech i Montaner, que se rodeó de sus artistas favoritos. Casas decoró uno de los comedores y Eusebi Arnau esculpió la gran chimenea en la sala de lectura. El propio Domènech ensayó algunos elementos que luego aplicó a la decoración del Palau de la Música que realizó en 1908. A pesar de que fue el primer hotel con ascensor de Barcelona, con los años el edificio fue deteriorándose y no se realizaron más reparaciones que las estrictamente necesarias para que siguiera funcionando. Su director, Víctor Godall, opina que fue una suerte porque la falta de medios evitó reformas que hubieran destrozado los elementos originales.
La restauración está siendo realizada por la empresa Chroma, que dirige Cristina Thió, y por el arquitecto Jordi Luna. En el comedor de Las Sirenas el equipo tuvo que restaurar el estuco, retirar capas y capas de barniz y sustituir maderas podridas de los arrimaderos a causa de las humedades.
LAS RECOMENDACIONES
El resultado es espléndido y solo se observa entre el antes y el después un tono verde más claro pero más auténtico y fiel al original. A continuación deben restaurarse la sala de la chimenea, donde se han detectado termitas, y ya se trabaja, los dos patios interiores y en el segundo comedor que está envejecido pero milagrosamente intacto, con las perchas sobre las mesas donde los clientes colgaban el sombrero. En el edificio son notables las aportaciones del arquitecto, que diseñó alegres indicaciones para el viajero como Bona nit y Bon dia en un patio o Bon viatje y Bon profit en el hall de entrada.
El hotel tiene dos estrellas y arrastra una situación un tanto decadente producto de una historia poco brillante, acompasada a la del antiguo barrio chino. El edificio pertenece desde el 2004 al Grupo Cadarso, que ya posee el Condes de Barcelona y buscaba otro hotel emblemático en la ciudad. El grupo ha decidido no cambiar el nombre del establecimiento y contar con la asesoría gastronómica de Martin Berasategui. Cuando reabra, tras un año y medio aproximado de obras, tendrá unas 83 habitaciones que se decorarán de acuerdo con el signo modernista de sus creadores.
7-7-2008
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